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La planta Guidomar Ltda., para conocer las dificultades y esfuerzos que les ha demandado el volver a ponerse de pie.

Al momento del terremoto y maremoto del 16 de septiembre, en el golpeado barrio Baquedano de Coquimbo había nueve plantas de procesamiento de productos marinos, de las cuales ocho registraban operación. A la fecha actual, seis han reanudado sus faenas, aunque algunas de ellas optaron por trasladarse a otras áreas de la comuna. Navalls y Conservera Coquimbo no reiniciaron y se desconoce si volverán a hacerlo algún día. Estos datos, proporcionados por la Dirección Zonal de Pesca, ilustran hasta qué punto, a nueve meses de la tragedia, se ha recuperado este sector productivo típico de la ciudad puerto, que proporciona trabajo a miles de personas.


Días después de la catástrofe, Semanario Tiempo mostró uno de estos casos de plantas arrasadas, Guidomar Ltda., ubicada en calle Libertad 19, la que procesaba preferentemente langostinos y camarones. El sitio mostraba un estado calamitoso: aunque el edificio soportó el embate, toda la maquinaria, las instalaciones eléctricas y un camión de la empresa habían quedado bajo el agua; el mar cubrió todo hasta una altura cercana a los dos metros; las puertas y portones metálicos fueron arrancados y doblados como por la mano de un gigante; un automóvil completo fue depositado por el mar al interior del recinto.


Guillermo Donoso Tobar es el propietario. Hombre reservado y poco dado al contacto con la prensa, accede a contarnos su compleja experiencia.


“Nosotros, como quedamos ahí, con todo destrozado, tuvimos que rápidamente empezar a trabajar, poner maestros, comprar paneles, reparar toda la parte eléctrica. (…) Tuvimos que montar todo de nuevo, cambiar compresor, equipos de frío, reparar la caldera”, señala.


El 20 de diciembre se reinició la operación, la cual hoy en día se realiza a plena capacidad. Durante tres meses debió contratar maquila a otras dos plantas en el Barrio Industrial. “También mandé gente mía para que pudieran trabajar”, cuenta. De ese modo pudo mantener la empresa funcionando, cumplir con los pedidos de sus compradores y retener a la mayor parte de su mano de obra.


La inversión concretada hasta ahora se estima en unos $80 millones, quedando todavía aspectos pendientes, como instalar un nuevo generador y reparar la planta de hielo. Por lo pronto, todo ha salido de su propio bolsillo y créditos bancarios; Corfo le ha comprometido un subsidio por $20 millones, que Donoso espera se concrete a la brevedad. Además, agradece al Banco Santander haberle congelado el cobro de préstamos por un año, “si no, estaríamos quebrados”.


Este es sólo la mitad del reto que ha debido enfrentar el emprendedor coquimbano. Su otra empresa, Pesquera Isla Damas, fue igualmente golpeada por la naturaleza. De siete barcos con que contaba hasta el año pasado, el tsunami y un accidente en la isla Juan Fernández lo dejaron con uno; ahora hay tres operando.


“Hay que luchar no más, echarle adelante”, concluye.

 

 FUENTE:  http://www.semanariotiempo.cl

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